ÚLTIMA HORA
13 junio 2011
Algo Pasa en la Calle
Por Mario Mora Legaspi
Aguascalientes no es una ciudad en crisis, si bien empieza a tener problemas de contaminación por ruido y emisión de humos, que es necesario resolver antes de que sea tarde. Además, cada vez hay mayor congestionamiento vehicular.
Asimismo, la expansión desmesurada de la zona urbana y la concentración de actividades de todo tipo, obligan a emplear el doble de tiempo necesario para recorrer una distancia entre un punto y otro, lo que genera una especie de “tiempos muertos” que repercuten necesariamente en la productividad.
También impactan en el costo de bienes y servicios (autobuses urbanos, camiones materialistas o de carga, taxis, automóviles y camionetas particulares), por lo que se estima que hay un automotor por cada cuatro o cinco habitantes.
Aguascalientes es proporcionalmente una de las ciudades con mayor número de vehículos en el país, de acuerdo a una investigación recientemente realizada.
El propósito de acortar los tiempos de desplazamiento de personas y de cosas se está revirtiendo hacia el extremo opuesto. Los viajes en la ciudad son más prolongados en tiempo y en ocasiones se acercan a la inmovilidad.
La expansión de la zona urbana y la concentración de actividades provocan “tiempos muertos” que repercuten indudablemente en la productividad.
Cuántas veces el tiempo perdido en un embotellamiento no ha sido causa de conflictos laborales, de agresiones, de discordias familiares, etcétera.
Esta no puede ser la calidad de vida a la que aspiramos todos, sobre todo los que viven en las grandes ciudades. Y la verdad es que en las llamadas ciudades medias –como es el caso todavía de Aguascalientes- empieza a reproducirse un modelo semejante.
El problema principal de la planificación del medio físico, en lo general, y de la proyección de calles o sistemas de vialidad, en lo particular, radica en que los proyectos no se adaptan suficientemente a la naturaleza de las relaciones que el hombre mantiene con su medio ambiente. Por el contrario, pareciera a veces que detrás de los proyectos impera cierto determinismo físico, que soslaya el entorno social, el medio cultural que da vida a las cosas, etc.
Cuando se traza una calle o se modifica la circulación vehicular, se afecta también las costumbres de la sociedad, su identificación con el lugar y su vida cotidiana.
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