ÚLTIMA HORA
7 junio 2012
“A Todos los Comunicadores en Reconocimiento a su Labor Periodística de Todos los Días”
Por Mario Mora Legaspi
El 7 de junio se conmemora en México el Día de la Libertad de Expresión, que ahora más que nunca sigue siendo un tema de controversia, porque cada persona la interpreta a su particular manera y conforme a sus propios intereses, si bien es cierto que todos tenemos derecho a expresarnos y a manifestarnos como mejor nos convenga, pero sin calumniar ni difamar a los demás. La verdad ante y sobre todas las cosas, debe ser la principal premisa. La verdad de los hechos, aunque duela.
En el caso de nuestro país, el Día de la Libertad de Expresión o de la Libertad de Prensa fue establecido por el gobierno del Presidente Miguel Alemán en el año 1951.
Sin embargo, El Día de la Libertad de Prensa, a nivel mundial, se registra en 1933, en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la iniciativa de proclamar el 3 de mayo como Día de la Libertad de Prensa, y la resolución de 1991 que reconoce que una prensa libre, pluralista e independiente era un componente esencial de toda sociedad democrática, nos invita reflexionar sobre el tema.
La libertad de prensa es uno de los pilares que sostienen a las instituciones democráticas. Libertad de expresión y de prensa, libre asociación y libertad de sufragio forman parte del cuadro de libertades básicas que resultan esenciales para que el ciudadano pueda manifestar directamente su voluntad y preferencias políticas, dando así sustento y sentido a la soberanía popular y a la representación democrática en los órganos del Estado.
La libertad de prensa es un derecho que tiene como titulares a los medios de comunicación y como beneficiario directo al público receptor de los mensajes. Por ello, dicha libertad va de la mano con otro derecho fundamental: el derecho a la información. Todo estado democrático debe garantizar la pluralidad de fuentes de información y de opinión, que permitan a la ciudadanía formarse un criterio sobre los asuntos de interés público.
También debe garantizar el libre acceso de la sociedad a contenidos informativos sobre los mismos asuntos. La sociedad tiene derecho a estar informada sobre el desempeño de las distintas instancias de gobierno, que son sujetos obligados a rendir cuentas del ejercicio de sus funciones a los gobernados.
En PALESTRA AGUASCALIENTES ejercemos un derecho que ha evolucionado en el tiempo y que conocemos como libertad de expresión, un don natural del ser humano, proceso mental que se manifiesta y hace escuchar, sus opiniones, denuncias y pide cambios necesarios, sin los cuales estamos condenados a la opresión.
Un derecho que se consagra en La Declaración Universal de los Derechos del Hombre, expedida por la ONU que en su artículo 19 establece que: “todo individuo tiene el derecho a la libertad de opinión y expresión, este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir información y opiniones y de difundirlas, sin limitación de fronteras por cualquier medio de expresión”.
No hay hombres libres sin libertad de prensa, que es el ejercicio de expresar las ideas de manera escrita, un derecho inalienable de la sociedad. Nuestra constitución reconoce los linimentos de aplicación de los tratados internacionales y sus instrumentos correspondientes. El proceso histórico de reconocimiento positivo, del derecho de libertad de expresión, propiamente arranca con la Constitución de Virginia, que se sienta el precedente de incluir en todas las constituciones modernas la libertad de prensa y en su Título Duodécimo dice “Que la Libertad de prensa es uno de grandes baluartes de la libertad, y que jamás puede restringirla un gobierno despótico”. En la constitución Francesa de se incluyen la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1879 inspirada en la declaración de independencia de los EEUU de 1776, y se establece en su artículo 10 que “Nadie puede ser incomodado por sus opiniones inclusive religiosas, a condición de que su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley.” Y en su artículo II dice “La Libre comunicación de pensamiento y de opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre; en consecuencia, todo ciudadano puede hablar, escribir e imprimir, libremente, a trueque de responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley.”
La habilidad de opinar, para ser leídos y poder contribuir a la crítica sana y constructiva para la consolidación de una sociedad más plena, más libre y más apta, para responder a los retos del momento histórico, es nuestra consigna, la difusión de las inquietudes sociales que en este espacio de valoración múltiple, exponemos y contribuimos a construir la percepción de nuestro entorno.
Hoy la actividad periodística es esencial en la sociedad, nos permite conocer, enterarnos e informarnos.
Este derecho se integra básicamente por tres elementos: El derecho de allegarse de información, el derecho a informar y el derecho a ser informado. Que se regula en ordenamientos constitucionales, para garantizar su cumplimiento, entre Estados, medios y sociedad, fijando los limites, y alcances de las libertades de expresión, de información que se pide y que se proporciona, de cualquier medio de difusión.
La libertad de expresión es un fenómeno social que se desarrolla a todo lo largo de la historia de la humanidad, esta nutrido de ideas, que han sumado apreciaciones de todas las sociedades establecidas, que culmina con la expresión como derecho humano y es defendida para la libre difusión de las ideas y así es expresada por los grandes filósofos, su trayectoria es acompasada por la democracia, donde hay democracia hay libertad de expresión, avance científico, de las artes y de la participación política. Su evolución la podemos sintetizar en la ilustración del siglo XVIII, con el empirismo y el racionalismo, la revolución industrial, la independencia de los EEUU, la revolución francesa el liberalismo y la revolución mexicana.
El reconocido jurista Miguel Carbonell, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, señala que “la libertad de expresión permite realizarnos como personas, al propiciar nuestro crecimiento intelectual y moral. Al estar expuestos a una diversidad de ideas, pensamientos, noticias e informaciones, podemos ir forjando nuestra propia personalidad y delimitando los ideales que han de guiar nuestra existencia”.
La libertad de expresión nos permite ser individuos más maduros y reflexivos, con lo cual nos beneficiamos nosotros, pero también beneficiamos a la sociedad en la que vivimos. En parte, la libertad de expresión que ejercemos tanto en calidad de emisores como en calidad de receptores nos puede acercar al ideal de vivir una vida feliz. La libertad de expresión, en este sentido, sería un elemento productor de felicidad. Por eso es que debemos defender la libertad de expresión, incluso de forma preferente frente a otros derechos.
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