Palestra Aguascalientes

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Entre la Espada y la Pared

5 junio 2012

Por Jaime Arteaga Novoa

La objetividad. Cuántas mentiras se han escrito sobre ella, cuántas reputaciones se han destrozado impunemente en su nombre. Y en tiempos de elecciones con mayor frecuencia.

Objetividad es lo que ha faltado a los tradicionales medios de comunicación y no estoy descubriendo el hilo negro. Desde antes de la designación de candidatos ya habían tomado partido y, como hace seis años, la consigna fue y sigue siendo, pegarle con todo al candidato de la izquierda para impedir que llegue alguien con ideas “exóticas” a la presidencia de la República, que vaya a querer sacar de la miseria (económica e intelectual) a los millones de mexicanos que hoy sobreviven lastimosamente, mientras la minoría privilegiada disfruta una riqueza insultante.

La contra campaña se puso en marcha con todo el poder avasallante de los “grandes” y hasta parecía que iban a aplastar cualquier posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador llegara siquiera a obtener unos cuantos votos; le dieron con todo, desde verdades a medias, mentiras completas, acusaciones falsas…de todo…pero…

Llega la Feria Internacional del Libro y el candidato favorito comenzó a derrumbarse al quedar al descubierto sus debilidades. Ese fue el principio del fin.
Al poco tiempo surge (aparentemente) de la nada, el Movimiento 132 integrado por jóvenes universitarios y para sorpresa de todos, estudiantes de las universidades privadas son los que ponen la muestra y levantan la voz, una voz que había permanecido casi en silencio desde 1968. Llama poderosamente que sean los alumnos de las instituciones privadas (Ibero, Tec de Monterrey, Anáhuac) los que tomaron la palabra. Ahora no fue la “prole” de la UNAM y del Poli. No, ahora fueron los “niños bien” los que dijeron ¡basta! Y se negaron a ser tratados como retrasados mentales, protestaron contra los medios que querían manipularlos y organizaron marchas por todas partes, primero en la Capital del país, luego en cada uno de los estados de la República con mayor o menor intensidad. El caso es que habían despertado una fuerza con la que no contaban: los jóvenes, la mayoría. Y a partir de entonces, todo cambio, las encuestas comenzaron a ser cuestionadas y ante la cerrazón de los medios, las redes sociales tomaron la palabra, se saturaron de mensajes y convocatorias, de encuestas independientes que comenzaron a mostrar realmente cómo pensamos los mexicanos, es decir, totalmente diferente a lo que dicen las encuestas hechas por encargo.

A menos de un mes de las elecciones el candidato de los grandes medios se ha descompuesto, lo han exhibido de fea manera, mientras el candidato de la “prole” avanza, se ve seguro, porque además de los jóvenes cuenta con un gran activo que construyó durante seis años y lo acompaña a todas partes: El Movimiento de Reconstrucción Nacional (MORENA).

A unas cuantas semanas de las elecciones el proceso se ha emparejado y la tendencia sigue: uno al alza y otro en caída libre. No cabe duda, el país y el mundo es de los jóvenes cuando se dan cuenta del potencial que tienen. En México han despertado después de 44 años en los que llegamos a creer que solamente les importaban sus tenis nuevos, los equipos de sonido, las drogas, el dinero, los autos y el desmadre.

Pero no, aquí están dispuestos a defender lo que por ley natural les corresponde: el destino del mundo y eso, queridos lectores de PALESTRA, debe tenernos contentos solamente de pensar, que ya nadie podrá gobernar a su antojo, ni se podrán manipular conciencias impunemente.

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